A partir de las 16 se jugará la primera final de la Copa Libertadores. Un clásico de barrio que se transforma en el partido que tiene en vilo a toda América.
Ya está todo listo para que empiece uno de los partidos más esperados a nivel nacional: la primera final de la Copa Libertadores entre Boca y River, algo inédito en la historia del torneo.
Tras confirmarse la realización del partido, que ayer tuvo que ser suspendido por la fuerte tormenta que azotó Capital, cerca de las 14 el plantel de Boca abandonó esta tarde la concentración en un hotel en el centro porteño rumbo al estadio “La Bombonera”, en medio del aliento de casi doscientas personas que se agolparon para brindar su apoyo.
Con la calle Moreno, en el barrio de Monserrat, totalmente cortada por los fanáticos del “xeneize”, el entrenador Guillermo Barros Schelotto bajó después de haber subido al micro para saludar a parte del público y recibió un rosario de una señora que le hizo señas desde detrás del vidrio.
El último jugador en subir al ómnibus fue el ídolo Carlos Tevez, que ocupará un lugar en el banco de suplentes y sueña con cerrar su carrera de la mejor manera. El “Mellizo” tiene todo confirmado para esta final con el mismo once inicial que la revancha de la semifinal frente a Palmeiras con: Agustín Rossi; Leonardo Jara, Carlos Izquierdoz, Lisandro Magallán, Lucas Olaza; Wilmar Barrios; Sebastián Villa, Nahitan Nández, Pablo Pérez, Cristian Pavón; Ramón.
Lo mismo ocurrió con el equipo rival, River, cuyo plantel fue acompañado por más de cuatro mil personas, y partió desde el Monumental a La Boca para la primera final.
En este caso, la delegación de River partió esta tarde a las 13:50 desde el estadio Monumental en medio de un “banderazo” autoconvocado por los hinchas “millonarios”.
Con banderas, humo de color blanco y rojo, los fanáticos de River le brindaron su apoyo a los jugadores del plantel conducido por Marcelo Gallardo, que se quedó en la concentración por la suspensión que le dio la Conmebol, tras su acto de rebeldía en Porto Alegre.